lunes, 6 de mayo de 2019

Mujeres y pan de casa como mecanismo de resistencia

En el quehacer diario, las mesoamericanas, tenemos como mecanismos de resistencia ante este sistema capitalista y patriarcal, el uso de alternativas o iniciativas económicas que fomenten la autonomía e independencia de las mujeres para la sostenibilidad de nuestras familias y de la vida misma.


Es así como desde las mesoamericanas le apostamos a métodos que generen ingresos para las mujeres y sus familias, basadas en las costumbres ancestrales de nuestras familias, quienes seguiremos pasando esos saberes de generación a generación.


En esta ocasión, visitamos y dimos acompañamiento técnico y organizativo a dos iniciativas económicas de mujeres mesoamericanas, en dos regiones diferentes del país, quienes compartieron sus saberes ancestrales en el ámbito de la producción de pan de casa.


En una casa ubicada en un cerro de Santa Ana, Francisco Morazán, se encuentra la familia Matute, quienes con el apoyo de amigas y amigos cercanos a la familia realizan una vez por semana la ardua labor de producir un excelente y delicioso pan de casa, una iniciativa económica que decidieron nombrar "La familia".


Leticia, es quien las y los dirige a todas y todos en la elaboración del rico pan, con su sabiduría en este rubro ha logrado transmitir esos saberes a su familia, quienes realizan junto a ella todo el proceso de preparación y horneado del pan.


Leti (como la llaman de cariño), realiza el amasado de la harina, labor que sus manos, brazos y espalda realizan con mucho esfuerzo físico, pero que es necesario para que el pan sea el mejor.


Su hija, nuera y una vecina, al igual que Leti, trabajan en la preparación, así como la elaboración de distintas formas para que el pan se vea creativo y apetitoso.


También trabajan junto a ellas, dos de sus hijos y un vecino, en lo que respecta al horneado del pan, y distribución para su venta.


Por otra parte, en la comunidad de San Ramón, Choluteca, se encuentra la casa de doña Saturnina, en la que dentro de sus paredes se elabora el delicioso pan "Unión y Esfuerzo", el cual es preparado y horneado con ayuda de 12 personas más.


Mientras que 13 mujeres trabajan en la preparación de la harina, la elaboración de las formas y la colocación del producto en los casitos o bandejas, otros dos hombres trabajan en el horneado del pan y la distribución del mismo en ese sector.


Cada quien realiza una labor extremadamente importante para la correcta elaboración del producto, basados en saberes aprendidos a lo largo de los años y generaciones; las mujeres conocen a la perfección cómo debe ser la elaboración de la harina y los hombres conocen de manera perfecta cuándo el pan está listo para salir del horno.


La dinámica es la misma, pero la manera de preparar la masa y hornear el pan es muy distinta que la de Santa Ana, lo cual confirma la importancia de conservar los saberes ancestrales, ya que cada familia posee costumbres y formas de vida muy distintas, pero que tienen un mismo fin, crear iniciativas económicas alejadas del mercado común capitalista para conseguir la autonomía y sostenibilidad de las mujeres y su entorno familiar.


A eso le apostamos desde la Plataforma de las Mesoamericanas en Resistencia, le apostamos a la sostenibilidad económica de la vida de nosotras las mujeres, apartadas del capital y sus productos, hechos a base de químicos o elementos contaminantes que dañan nuestros cuerpos y el de nuestras familias.


Las Mesoamericanas resistimos y seguiremos resistiendo por una vida digna.


Por: Keren Meléndez